Tras el parto, la madre necesita un periodo de adaptación para acostumbrarse a las transformaciones que ha sufrido su cuerpo a nivel físico y mental, al nuevo ser y por su fuera poco ha de enfrentarse a las exigencias de una sociedad que relega a la mujer al ámbito reproductivo y al cuidado de sus hij@s, lo que va en detrimento de su integración plena en el mercado laboral y dificulta sus posibilidades de éxito profesional. Todas estas situaciones ponen en peligro la salud mental de la mujer, que además de ver que su cuerpo ha cambiado, siente que su vida también ha cambiado, que tiene nuevas responsabilidades y que en muchos casos ha de soportar sola, sin la ayuda de nadie. La figura del padre en estos casos es fundamental para que la mujer no asuma todo el peso de la carga, y por ello ambos han de compartir las tareas de cuidados del nuevo ser y por supuesto, también las faenas del hogar.
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