Cuando los años pasan y nos vamos acercando a la tercera edad, de forma habitual, comienzan a surgir los primeros problemas de salud y es que nuestro cuerpo ya tiene un cierto rodaje considerable y empieza a padecer los primeros síntomas de vejez y cansancio es por ello, que de forma más o menos habitual, comenzamos a olvidarnos de las cosas, a perder a nuestros amigos, a sentirnos más débiles y menos capacitados para el desempeño de actividades que hasta no hace mucho hacíamos sin mayor problema… y un largo etcétera de cuestiones que pueden hacer que poco a poco vayamos decayendo en nuestras casas.
Estos problemas a menudo incluyen también episodios de soledad e inseguridad dado que, con los años, como os hemos adelantando, nuestros amigos se van alejando, los seres queridos emprenden sus vidas por separado y es habitual que, llegado a un cierto punto, lleguemos a vivir solos durante largos periodos de tiempo, lo cual nos supone una cierta inseguridad, sobretodo a las noches, que nos sigue minando poco a poco en nuestro domicilio, llegando incluso a pasarlo mal.
Este motivo que os acabamos de mencionar es, sin duda alguna, una de las razones del por qué funcionan de forma eficiente los programas de convivencia entre personas mayores y personas jóvenes. Ya que los primeros, los mayores, ven de esta manera resuelta una de sus grandes necesidades que no es más que la ya mencionada falta de seguridad, especialmente por la noche si viven solas, tal y como os hemos adelantado.
En la actualidad y dada la mejoría en la calidad de vida que venimos viviendo en nuestro país, existe gran cantidad de gente mayor que durante el día pueden ser muy independientes y hacer diferentes tareas, desde comprar a pasear o salir de excursión, pero cuando llega la noche se asustan y se sienten bastante más desprotegidos por miedo a que llegado el momento, les pueda suceder algo, desde un robo a que les pase algo a ellos mismos. Esta vulnerabilidad queda resuelta si, en caso de que vivan ellos solos, hay una persona que, al menos parte del tiempo les haga compañía. En este sentido, la policía autonómica catalana, los Mossos, están organizando una serie de charlas en diferentes locales sociales con el fin de dar consejos sobre seguridad.
En estas charlas que os mencionamos, entre las recomendaciones más importantes para tener en cuenta que mencionan, dejan muy clara la importancia de no abrir la puerta a personas extrañas, o pedir siempre la identificación al personal de las compañías de servicios que visitan nuestros domicilios. Esta inseguridad también se traslada a la calle en los casos de personas mayores con una edad ya más avanzada, principales víctimas de robos o estiradas con cierta violencia, por parte de delincuentes comunes que se aprovechan de la vulnerabilidad de esta gente.
Otras de las recomendaciones que se le dan a este colectivo de personas son las relacionadas directamente con la seguridad en sus domicilios, en concreto con el gas de las cocinas, bombonas, calentadores, braseros… es por ello que se les aconseja de forma evidente acudir a Vimai para facilitarles la instalación de calderas y estufas de pellets puesto que estas son mucho más seguras que las tradicionales de gasoil y además, a la larga, nos resultan mucho más rentables económicamente puesto que los pellets son mucho más baratos que el gasóleo y el gas.
La autoestima, otro de los puntos clave para disfrutar de la tercera edad
Cuando ya tenemos una cierta edad, de forma habitual comienza a reducirse y por tanto verse afectada la autoestima y esto no es casual, puesto que son muchos los profesionales de la psicología los que apuntan que esto se debe a que las personas ven que sus capacidades físicas y mentales disminuyena lo que debemos sumar lo que os veníamos comentando a lo largo del post y es que sus amigos y cónyuges, por desgracia y ley de vida, van falleciendo y sus conocidos desaparecen del círculo habitual puesto que cada vez les cuesta más mantener la vida que hasta el momento venían llevando. Además, en algunos de los casos y a pesar de que vivan con sus familias, tienen un cierto sentimiento de inexistencia ya que no se toman sus palabras en cuenta, ni se les respetan los puntos de vista que ellos tengan e incluso, en algunos casos, por miedo, tampoco se les deja llevar a cabo tareas para las que ellos todavía están perfectamente capacitados.