La capacidad de escuchar y percibir sonidos es esencial para nosotros. Desde los sonidos de la naturaleza hasta la música que nos mueve, “oír” nos conecta con el mundo de una manera única. Pero esta capacidad no es estática: puede evolucionar y está influenciada por diversos factores.
¿Qué es la «audición» y cómo funciona en nuestro cuerpo y cerebro?
La audición es una capacidad increíble que nos permite experimentar el mundo a través del sonido. ¿Alguna vez te has detenido a pensar en cómo funciona este proceso dentro de nuestro cuerpo y cerebro?
Imagina que estás caminando por la calle y de repente escuchas el ruido de un coche que pasa a tu lado a toda velocidad. Ese sonido lo has percibido gracias a tu sistema auditivo, que trabaja de manera increíble para captar y procesar esos sonidos.
Todo comienza cuando el sonido viaja por el aire y llega al oído externo. Ahí, choca contra la membrana del tímpano, creando vibraciones que son como pequeñas ondas en el agua. Estas vibraciones son el primer paso en el viaje del sonido a través de nuestro sistema auditivo.
Después, esas vibraciones son transmitidas a través de una serie de pequeños huesos en el oído medio, como si fueran piezas de un delicado mecanismo de relojería. Este proceso de transmisión ayuda a amplificar el sonido y a llevarlo al siguiente destino: el oído interno.
En el oído interno, las vibraciones llegan a una estructura llamada cóclea, que contiene miles de células sensoriales especializadas. Estas células convierten las vibraciones en señales eléctricas, como si estuvieran traduciendo un lenguaje extranjero al que nuestro cerebro pueda entender.
Y aquí es donde ocurre la magia: estas señales eléctricas viajan a lo largo del nervio auditivo hasta llegar al cerebro, donde son interpretadas como sonido. Es como si nuestro cerebro fuera un director de orquesta que organiza todas estas señales para crear la melodía que escuchamos.
Todo este proceso sucede de manera casi instantánea y sin que apenas nos demos cuenta, en apenas una milésima de segundo. Es un testimonio del increíble diseño de nuestro cuerpo y de cómo estamos conectados con el mundo que nos rodea a través del sonido.
Así que, la próxima vez que escuches el canto de un pájaro o el murmullo de la lluvia, tómate un momento para apreciar la maravilla de tu sistema auditivo y cómo te permite experimentar la riqueza de los sonidos que nos rodean. Es un recordatorio de lo increíble que es el cuerpo humano y de la belleza que nos rodea en cada sonido que percibimos.
¿Cuándo comienza a oír un bebé?
El desarrollo auditivo en los bebés comienza incluso antes de que lleguen al mundo.
¿Sabías que, incluso estando en el vientre materno, los bebés pueden percibir sonidos? A partir de aproximadamente las 25 semanas de gestación, el sistema auditivo del feto comienza a ser sensible a los sonidos que llegan desde el exterior. Es como si ya estuvieran empezando a sintonizar la radio de la vida antes de nacer.
Sin embargo, al nacer, los bebés aún no tienen completamente desarrollada su capacidad auditiva. Es como si estuvieran aprendiendo a usar sus orejitas para explorar este nuevo mundo de sonidos que los rodea. Durante los primeros meses de vida, experimentan una rápida evolución en su capacidad para detectar y procesar sonidos. Es un poco como cuando empiezan a abrir los ojos al mundo, pero con sus oídos.
Este período inicial es crucial para su desarrollo del lenguaje y la comunicación. Cada sonido nuevo que escuchan, cada voz que reconocen, contribuye a construir su comprensión del mundo que los rodea. Es como si estuvieran descubriendo un nuevo idioma, pero en lugar de palabras, están aprendiendo a interpretar los sonidos que les rodean.
Por eso es tan importante estimular su desarrollo auditivo desde el principio. Hablarles, cantarles, leerles cuentos: todas estas actividades no solo fortalecen el vínculo entre padres e hijos, sino que también ayudan a desarrollar sus habilidades auditivas y lingüísticas.
¿Qué puede provocar pérdida auditiva?
La pérdida auditiva es algo que a menudo asociamos con la vejez, pero lo cierto es que puede afectar a personas de todas las edades, ¡incluso a los más pequeñitos! ¿Te has preguntado alguna vez qué puede causar esta pérdida en los niños? Bueno, hay varias razones, y todas ellas merecen nuestra atención.
Una de las causas más comunes son las infecciones del oído. Los bebés y los niños pequeños son muy susceptibles a estas infecciones debido a que sus sistemas inmunológicos todavía están en desarrollo. Estas infecciones pueden dañar el delicado tejido del oído y, si no se tratan adecuadamente, pueden llevar a problemas de audición.
Otra causa frecuente son las lesiones en la cabeza. Los niños son muy activos y a menudo se meten en situaciones donde pueden hacerse bastante daño. Un golpe fuerte en la cabeza puede afectar el sistema auditivo y causar pérdida de audición.
La exposición a ruidos fuertes es otra causa bastante común. Los niños pueden estar expuestos a sonidos intensos en eventos deportivos, conciertos o incluso en casa con juguetes ruidosos. Estos sonidos pueden dañar los delicados nervios del oído y provocar pérdida de audición.
Además, existen anomalías genéticas y malformaciones congénitas que pueden afectar el desarrollo del sistema auditivo desde el nacimiento. Es como si algunos niños nacieran con un «mal ajuste» en sus oídos, lo que puede dificultar su capacidad para escuchar correctamente.
Por último, ciertos medicamentos también pueden tener efectos secundarios negativos en la audición de los niños. Es importante ser consciente de los posibles efectos adversos de los medicamentos que se les administran a los niños y hablar con un profesional de la salud si hay preocupaciones.
Trucos para saber si tu bebé escucha bien
- Observa las reacciones de tu bebé ante los sonidos: ¿voltea la cabeza hacia la fuente del sonido?
- Presta atención a si tu bebé se sobresalta ante ruidos fuertes.
- Observa si tu bebé balbucea o emite sonidos vocales en respuesta a estímulos auditivos.
- Observa si responde a los sonidos cotidianos del entorno, como el timbre del teléfono, el ladrido de un perro o el sonido de la puerta al cerrarse.
- Proporciona a tu bebé juguetes que emitan sonidos suaves o musicales y observa su reacción. ¿Muestra interés en los sonidos? ¿Trata de localizar la fuente del sonido?
- Utiliza juguetes o instrumentos musicales que produzcan sonidos de diferentes tonos y frecuencias. Observa si tu bebé responde de manera diferente a cada uno de ellos.
- Prueba hablarle o cantarle a tu bebé desde diferentes distancias. Esto te ayudará a evaluar su capacidad para percibir sonidos a diferentes niveles de volumen.
- Durante la lactancia o la alimentación con biberón, observa si tu bebé se distrae o interrumpe la succión en respuesta a sonidos externos. Esto puede indicar que están prestando atención a los sonidos que escuchan.
- Observa si se despierta o se mueve en respuesta a sonidos fuertes durante el sueño. Esto puede indicar que son capaces de percibir y procesar sonidos mientras están dormidos.
Efeta, clínica de salud auditiva con años de experiencia en niños y adultos, nos recomienda que, si existen sospechas de que un bebé tiene problemas de audición, hay que consultar a un profesional de la salud para realizar pruebas de audición formales.
Estas pruebas pueden proporcionar una evaluación más precisa de la capacidad auditiva de tu bebé y detectar cualquier problema temprano.
Consejos para cuidar la audición en todas las edades
- Protege tus oídos de ruidos fuertes utilizando tapones para los oídos en ambientes ruidosos.
- Limita la exposición a ruidos intensos, especialmente en conciertos, eventos deportivos y lugares de trabajo ruidosos.
- Mantén una buena higiene del oído, evitando el uso de hisopos de algodón para limpiar el canal auditivo y consultando a un profesional si experimentas molestias o pérdida auditiva.
- Realiza exámenes auditivos regulares, especialmente si tienes antecedentes familiares de problemas de audición o si has estado expuesto a ruidos fuertes de forma regular.
- Limita el tiempo que pasas escuchando música a un volumen alto a través de auriculares o en dispositivos de audio. La exposición prolongada a sonidos intensos puede dañar los delicados nervios del oído y provocar pérdida auditiva a largo plazo.
- Si trabajas en un ambiente ruidoso, asegúrate de utilizar el equipo de protección auditiva proporcionado por tu empleador. Esto puede incluir tapones para los oídos o protectores auditivos diseñados para reducir la exposición al ruido.
- Algunos medicamentos pueden tener efectos secundarios negativos en la audición, especialmente si se toman en dosis altas o de forma prolongada. Consulta siempre a un médico antes de comenzar cualquier tratamiento medicamentoso y sigue las indicaciones cuidadosamente.
- La salud general del cuerpo también influye en la salud auditiva. Mantén una dieta equilibrada, haz ejercicio regularmente y evita fumar para promover una buena circulación sanguínea en todo el cuerpo, incluidos los oídos.
¿Te preocupa la audición de tu hijo?
La audición es un sentido fundamental que nos conecta con el mundo que nos rodea y desempeña un papel crucial en nuestra comunicación y desarrollo personal. Desde los primeros meses de vida hasta la edad adulta, es importante cuidar y proteger nuestra capacidad auditiva para disfrutar plenamente de la vida.
Con conciencia y medidas preventivas adecuadas, podemos preservar nuestra audición y mantener una calidad de vida óptima en todas las etapas.