La problemática del mercado laboral de los últimos tiempos junto con el grave deterioro sufrido en algunos casos en la economía familiar o las relaciones sociales complicadas producen situaciones que suponen un auténtico reto y continuo desafío por parte de los trabajadores para adaptarse con la mayor rapidez posible a los continuos cambios en el carácter del trabajo. La respuesta a estas adaptaciones puede suponer una alteración en la persona, de tal forma que llegue a afectar no solo en su bienestar físico sino también su salud mental. En la clínica de psiquiatría del doctor Hernández nos ofrecen la posibilidad de poder ayudarnos tras un diagnóstico individualizado, ya que poseen una amplia experiencia en el manejo de estrategias cognitivas y conductuales para gestionar nuestro estrés, independientemente de cuál sea su origen.
Pero ¿sabemos, en realidad, distinguir entre estrés, ansiedad o depresión? Cada una de estas palabras se están utilizando de forma superficial, trivial, a veces sin saber exactamente su significado o toda la problemática que arrastran consigo. Seguramente que a todos nos pasó, que en el transcurso de una conversación alguien nos comentó “Estoy depre”, cuando en realidad quería simplemente decir que estaba triste o aburrido. O cuando alguien dice “Estoy estresado” porque ha tenido un mal día, o ha tenido un día muy ajetreado en el que no ha parado. En ellas se engloban los trastornos psicológicos más habituales de nuestros días, y los tres están relacionados con la parte emocional de nuestra mente, ya que suponen para las personas que los padecen el desbordamiento de los recursos de que dispone para hacer frente a una situación o acontecimiento que supone amenazante para su bienestar. Veamos sus diferencias:
- El estrés. Se puede considerar como una serie de reacciones que experimenta una persona sometida a presiones, tensiones o exigencias de diversa índole, ya sean laborales, familiares, económicas, etc. El estrés normalmente se asocia con cansancio y agotamiento, si bien no siempre es negativo, puesto que una pequeña dosis del mismo a veces es necesaria para que se responda de manera positiva a ciertos cambios de la vida cotidiana. Ahora bien, este estrés puede ser negativo si se prolonga en el tiempo o se intensifica llegando a afectar a la salud de la persona que lo padece. Entonces los síntomas más frecuentes que aparecen son nerviosismo, inseguridad, problemas de sueño, autocrítica, olvidos, irritabilidad, tristeza…
- La ansiedad es una respuesta del organismo provocada por estímulos externos, el problema surge cuando sentimos la necesidad de estar resolviendo problemas continuamente y comencemos a creer que no podemos con ellos, esto nos lleva a unos síntomas físicos como pueden ser taquicardias, tensión muscular, hipertensión, presión en el pecho, miedo a volverse loco, a perder el control, nerviosismo, etc. Una buena forma de alejar la ansiedad es mediante la relajación, el contacto con la naturaleza y el pensamiento en positivo.
- La depresión se caracteriza por ser un estado de ánimo prolongado en el tiempo de sentimiento de tristeza, impotencia, melancolía, infelicidad o abatimiento, que hace que el individuo claudique tanto psicológicamente como físicamente. Se puede llegar a esta situación ante una situación de fuerte impacto como puede ser la pérdida de un ser querido, la pérdida de trabajo o una situación de ruptura familiar o de divorcio. Los pacientes pueden tener pérdida de interés por situaciones que anteriormente le producían placer, baja autoestima, sentimientos de inferioridad, dejadez en el aspecto personal, llanto fácil o sin motivos aparentes, pensamiento de muerte o de suicidio incluso a veces con tentativas. Puede llegar a ser una enfermedad clínica severa con consecuencias laborales y personales importantes, ya que puede ir desde la incapacidad laboral del individuo hasta su suicidio.
La importancia de acudir a un profesional
No todos estos problemas tienen una solución sencilla o que esté a nuestro alcance, de ahí que nosotros os recomendamos siempre consultar aquello que sentís con el médico y que este inicie un diagnóstico certero para echarnos una mano, bien con un tratamiento farmacológico o acudiendo a terapia. Y como os decíamos al principio, el doctor Hernández nos puede ser de gran ayuda por su experiencia en cualquiera de estas tres problemáticas.