No sabéis lo complicado que puede ser querer dejar todos los cabos sueltos bien atados antes de lo que irremediablemente se nos viene encima a los ancianos. Yo me siento estupendamente, soy un hombre muy activo que no tiene ninguna intención de morirse en un espacio corto de tiempo, de hecho me siento estupendamente y pienso quedarme aquí 30 años más como mínimo, pero la realidad es que no está de más pensar en todas las posibilidades que hay para que nuestra descendencia tenga todo solucionado el día de nuestro fallecimiento.
El caso es que a mis 67 años he querido hacer testamento después de ver todo el revuelo que ha causado en los medios de comunicación conocer datos sobre lo que les cuesta a algunas familias “heredar” algo, por el tema de los impuestos. De hecho, no era consciente de que se podía rechazar la herencia para librarte de tener que pagar dichos impuestos o deudas que tuviera el fallecido. En aceptaciondeherencia.com nos explicaron todo de manera bastante sencilla y aunque no puedo evitar que mis hijos tengan que pagar ciertas cosas cuando llegue el momento, hacer testamento allana bastante el camino y como no tengo deudas, puede que les salga todo más o menos rentable.
Es horrible tener que hablar de esto teniendo en cuenta el contexto que supone, pero debo ser realista y pensar en lo que es mejor para toda la familia aunque, obviamente, una vez hayamos dejado todo este tema cerrado no pienso volver a tocarlo, no vaya a ser que sea gafe y llame a la mala suerte o algo similar.
Unos impuestos desiguales y desorbitados
También es muy positivo buscar consejo en una buena asesoría. En mi caso opté por Cetefín, porque está aquí en Albacete y me la recomendaron unos conocidos que ya habían pasado por todo este proceso. Os explico por qué son importantes: la mayoría de nosotros tenemos en propiedad al menos una vivienda y, por tanto, hay un gran porcentaje de probabilidades de que nuestros hijos sean los que la hereden y es precisamente ahí donde, en algunas comunidades, los impuestos que se deben pagar son desorbitados.
Según la ciudad en la que residas se paga un 0% del valor catastral de la vivienda para poder heredarla (si eres de la Comunidad Valenciana por ejemplo o Baleares) o incluso más de un 3% si resides en Andalucía. En otras palabras, si eres de Sevilla, tienes 30 años, y heredas una vivienda de 200.000 euros, tendrás que pagar la friolera de 6.454´01 para poder quedártela, mientras que si eres de Castellón pagarás 0 euros. Al contactar con una buena asesoría te podrán decir lo más aproximado posible el valor de tu vivienda en los próximos años y, por tanto, lo que deberá pagar tu descendencia para poder quedársela.
Ahora bien, hay truquitos. Por ejemplo, imaginemos que soy sevillano y sé que mi hijo tendrá que pagar casi 6.500 euros para quedarse con la vivienda que yo ya pagué en su día (tiene guasa la cosa) y sé que él no tiene esa cantidad de dinero para hacer frente al impuesto, así que decido abrir una cuenta en el banco a su nombre e ingresar los 6.500 euros porque yo sí los tengo. De este modo, cuando fallezca, él podrá tener acceso a esa cuenta sin que nadie le demande nada porque está a su nombre, no al mío, y pagar el impuesto que se le pide antes de que hacienda empiece a meter mano en mis cuentas del banco.
En teoría esto no es legal y si te pillan regalando un dinero a tu hijo tendréis que pagar también ciertos impuestos por ello, pero la realidad es que si tienes un poco de vista e ingresas el dinero en tres o cuatro veces y en diferentes meses, es muy improbable que se investigue cómo ha conseguido tu hijo ahorrar los 6.500 euros, sobre todo si cuenta con un trabajo y una nómina (por pequeña que sea), así que es una opción a tener muy en cuenta.