Os puedo asegurar que escribir este post me ha costado mucho, pero creo que debía hacerlo para que los hombres que sufran de este trastorno, tanto seniors como jóvenes que al igual que yo tienen disfunción eréctil (es así como los médicos llaman los problemas de erección), sepan que existen tratamientos y profesionales muy cualificados que pueden ayudarlos, como los que me siguieron y apoyaron en todo momento. Éstos fueron los especialistas en urología de La Asociación Andaluza de Urología, una sociedad sin ánimo de lucro y con fines científicos constituida en 1987 que brinda apoyo a los enfermos y que apuesta por la mejora en la asistencia de los pacientes de urología en Andalucía. Personalmente, me aportaron muchísimo y hoy puedo disfrutar por fin de una vida sexual plena y satisfactoria después de varios años de “errancia” por los senderos de una sexualidad caótica, por no decir casi inexistente. Sin ellos, no sé adónde estaría a día de hoy porque hablar de disfunción eréctil –y más en hombres jóvenes como yo– es un tema todavía tabú del que el afectado se avergüenza y no quiere hablar. Pues, en la gran mayoría de los casos, los problemas de erección de los que pueda sufrir son considerados como un tema que le compete a él exclusivamente. No obstante, estos trastornos también afectan a su vida familiar y social.
Hablando de trastornos sexuales masculinos
Cuando hablamos de trastornos sexuales masculinos nos solemos referir en la mayoría de los casos a la disfunción eréctil o a la eyaculación precoz ya que son los más conocidos. Pues, bien… si se hablara de dichos problemas sin tapujos y prejuicios, muchos de los casos podrían encontrar soluciones adecuadas y contarían con el apoyo emocional de la pareja o familiares e, incluso, de los amigos. Hay que saber que este tipo de incidencias se presentan en regla general en varones que rondan los 40 años, edad a la que supuestamente se ha llegado a una plenitud sexual total, y que el 80 % de ellos no acude a un especialista por vergüenza. Por ejemplo, en mi caso al no tener hasta hace poco pareja fija, pues yo pensaba que mi problema se resolvería con el tiempo aunque sabía perfectamente en el fondo que eso no era verdad. Pero hace unos meses conocí a Vera y las cosas cambiaron. Me enamoré de verdad y decidí no ocultarle nada y sincerarme con ella… Fue ella quien me aconsejó que fuera a ver a un especialista en la materia. De hecho, nunca me recriminó sino todo lo contrario: me apoyó en todo momento y decidió acompañarme cuando por fin decidí coger cita.
A día de hoy, con un tratamiento adecuado y un buen seguimiento psicológico, las cosas han mejorado mucho. Lo mío iba asociado a factores psicológicos y para averiguar el porqué de todo ello, tuve que remontar hasta una época muy remota: la de mi infancia. Pues, mi cerebro había –por así decirlo– olvidado completamente este triste asunto. Por aquel entonces, yo debía tener entre 4 ó 6 años cuando pillé a mi padre y a una amiga de la familia en una postura más que afectuosa. Aunque, ambos intentaran después de ello alejarse el uno del otro y fingir no sé qué cosa, el malestar entre los tres fue obvio, ahora lo recuerdo perfectamente… De allí provendría en gran parte mi trastorno sexual y mi “impotencia”… Aun así, hay que subrayar que la mayoría de las causas de disfunciones sexuales se deben a factores orgánicos, por ello, es importante acudir a un especialista para que éste evalúe el tratamiento más apropiado. En resumidas cuentas, los problemas de erección a la base tienen en más del 90 % de los casos un factor físico e orgánico (una fuga venosa, por ejemplo…) que debe detectarse para ser tratado. Yo como os lo dicho más arriba, decidí acudir a un especialista cuando conocí a Vera y por esa razón me dirigí a La Asociación Andaluza de Urología, quien me estuvo y sigue brindándome un apoyo considerable y muy completo en distintas áreas para que mi trastorno sexual se vuelva con el paso del tiempo un mal recuerdo. Para que ello sea posible, tengo medicamentos que soportan la calidad de la erección y una excelente ayuda psicoterapéutica que me permite mejorar la condición de base. Eso sí, ¡siempre con el apoyo, a la vez, de la mujer que comparte mi vida! El amor, dígase lo que se diga, es muy importante para todo y más en dichos casos…