Detección de la depresión en personas de la tercera edad

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2002 ha definido el envejecimiento activo como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad para mejorar la calidad de vida a medida que se envejece… que permita que las personas desarrollen su potencial de bienestar físico, social y mental a lo largo de toda la vida y participen conforme a sus necesidades, deseos y capacidades.” Así mismo define la depresión como “un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.”

Por tanto, pueden ser varios los factores que pueden llevar a las personas de la tercera edad a tener síntomas depresivos, entre los que se pueden encontrar:

  • La inactividad tras dejar de trabajar y pasar a la situación de jubilación.
  • No asumir que el envejecimiento es una parte consecuente del proceso de la vida.
  • La pérdida de un familiar cercano, cónyuge o un ser querido.
  • La pérdida de autonomía funcional o control de su vida por problemas con la vista, pérdida de audición, pérdida de movilidad, falta de recursos económicos, etc.
  • Las enfermedades físicas propias del envejecimiento como diabetes, Parkinson, dolores asociados a diferentes patologías como artrosis, problemas de circulación sanguínea…
  • La soledad. Se estima que, a día de hoy, hay un 28,9 % de mujeres mayores de 65 años que viven solas y un 14,1 % de hombres.
  • La falta de actividad o de inquietudes.

Siempre debemos tener claro que, si bien el envejecimiento es una parte inevitable del proceso de la vida, la depresión no debe formar parte de ella, sin embargo, se estima que el porcentaje de las personas de la tercera edad afectadas por esta enfermedad es del 13 %. Su diagnóstico a veces es difícil de predecir porque sus síntomas pueden confundirse con otras enfermedades relacionadas con la edad. De este modo podemos señalar como síntomas los siguientes:

  • Pérdida o falta de apetito.
  • Trastornos del sueño con problemas para dormir.
  • Pérdida de energía, fatiga o cansancio, incluso cuando el nivel actividad es bajo.
  • Sensación de tristeza y desanimo más intensa de lo normal y que perdura a lo largo del tiempo.
  • Irritabilidad o mal humor.
  • Disminución de la capacidad de concentración, atención, pérdida de memoria, etc.
  • Sensación de inutilidad, baja autoestima.
  • Pérdida de interés por disfrutar de las cosas que ofrece la vida, actividades lúdicas, reuniones familiares o sociales, etc.
  • Deseo y necesidad de estar solo.
  • Sentimientos de culpa, pensamientos negativos y suicidas, deseos de morir…, por lo que es importante buscar la ayuda de un profesional para evitar que esto vaya a más. Así, si vosotros no conocéis ningún profesional de esta rama, nosotros os recomendamos que os pongáis en contacto con Psycholístic, dado que ello son especialistas en la psicología holística y en el tratamiento de la depresión, un trastorno del estado de ánimo que acostumbra a causar mucho sufrimiento a la persona que lo padece.

Con el fin de paliar los síntomas y tratar la depresión, la intervención más eficaz es la que combina la prescripción médica con medicamentos antidepresivos con la psicoterapia, siendo también importante incorporar a su rutina diaria los siguientes hábitos de vida como:

  • Acudir a psicoterapia para trabajar el cambio de conductas, pensamientos y sentimientos negativos.
  • Supervisar la alimentación, intentando que sea una alimentación sana y equilibrada, adaptada a las necesidades y características de la persona.
  • Mejorar la sociabilización, saliendo a la calle, a pasear, restablecer las reuniones familiares, sociales, etc.
  • Intentar vencer el sentimiento de soledad.
  • Incorporarse a talleres ocupacionales como talleres de memoria, de actividades lúdicas como risoterapia, realizar en la medida de lo posible y siempre siendo conscientes de sus limitaciones físicas, actividades de ejercicio físico que favorezcan su autonomía personal y mejoren su estado de ánimo.

La importancia de la alimentación en la tercera edad

En la tercera edad es muy habitual la pérdida de apetito, por ello para garantizar una buena calidad de vida es muy importante seguir una dieta sana y saludable en la que se incluyan un consumo mínimo de verduras y hortalizas. Las carnes y pescados por su interesante contenido en proteínas también deben estar presentes, así como los huevos y las legumbres. Los lácteos por su alto contenido en calcio también son indispensables, al igual que los cereales especialmente los integrales que por su gran aporte en fibra son muy importante para solventar problemas de estreñimiento. Si bien lo que no puede faltar nunca es la ingesta de líquidos, ya sea en forma de caldos, sopas, infusiones, zumos o simplemente agua.

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