Hay miles de situaciones o acciones que antes se creían peligrosas y que ahora se saben inocuas, bien porque nunca han llegado a ser dañinas para nuestro sistema a pesar de las creencias populares o bien porque se ha avanzado mucho en ese ámbito y se han encontrado soluciones preventivas a las posibles consecuencias que pudiera tener ese hecho. Por ejemplo, antes se pensaba que durante la menstruación era mejor para la mujer no bañarse pues “el agua llamaba a la sangre”. Obviamente ahora todos sabemos que eso es falso y que en esos días es más necesario aún, si cabe, llevar una buena higiene.
Del mismo modo, antes se pensaban cosas sobre el embarazo que a día de hoy también sabemos que son inofensivas, o al contrario, que son dañinas. Otras, simplemente, no son reales, como la idea que se tenía de que si una mujer pasaba mucho ardor de estómago durante el embarazo era porque el bebé iba a nacer con mucho pelo. Ahora sabemos que la mujer puede tener ardor, o no, independientemente del cabello del bebé porque lo que ocurre es que conforme crece el feto nuestro estómago queda aplastado provocando que los jugos gástricos escapen de él, que son los causantes del ardor.
Pues bien, hay una especie de rumor muy extendido entre la población que asegura que, si te quedas embarazada, no puedes ir al dentista porque el facultativo no puede realizarte ningún tratamiento sin que este afecte al bebé. Este miedo proviene de una realidad, y es que hace años este hecho era así, pero las cosas avanzan, en todos los sentidos, y hoy en día hay miles muchísimos tratamientos que una embarazada puede hacerse. Es más, los odontólogos recomiendan acudir al dentista en cuanto descubres que estás embarazada para hacerte una revisión rutinaria ya que, con durante los 9 meses de gestación, se pierde muchísimo calcio y pueden aparecer problemas dentarios graves que pueden llegar incluso a la pérdida de piezas.
Tu saliva cambia
Lo que suele ocurrir es que los cambios que se producen en tu organismo para preparar tu cuerpo de cara al embarazo tienen consecuencias en cadena. Es como el efecto mariposa, ese que dice que cuando una mariposa aletea en una zona del planeta puede provocar un huracán en otra, pues esto es lo mismo.
Por ejemplo, la mayor parte de las embarazadas sufren de náuseas y vómitos, sobre todo durante el primer trimestre, y muchas de esas mujeres vomitan de dos a tres veces al día. Cuando lo hacemos, nuestro cuerpo expulsa muchísimas sustancias ácidas por la boca que, de forma normal, provocan la descomposición de los alimentos en nuestro estómago pero que en nuestra boca pueden provocar daños permanentes en nuestra dentadura, así como en nstra garganta.
Del mismo modo, tu saliva sufre un cambio adquiriendo un ph más ácido al mismo tiempo que se reduce notablemente. ¿Y qué es lo que ocurre? Pues que cuanta menos saliva y más ácida más mal sabor de boca y peor digestión de alimentos.
Por eso, si durante toda nuestra vida es importante tener una buena higiene bucodental, durante el embarazo puede ser vital para nuestra salud dentaria. En la clínica Gabel Dental, clínica dental en Móstoles, aseguran que durante esos 9 meses las visitas al dentista deberían ser una de las principales prevenciones que deberíamos tener presentes.
Tratamientos dentales sin consecuencias
La realidad es que los expertos aseguran que se puede tratar prácticamente cualquier dolencia bucal durante el embarazo, siempre y cuando se tomen las oportunas precauciones. Por ejemplo, raspados, empastes, radiografías, limpiezas bucales… contrariamente a lo que muchas personas suelen pensar, son tratamientos totalmente seguros durante el embarazo si se toman las medidas necesarias que hoy en día están al alcance de todos. Así pues ¿qué tratamientos es mejor posponer para después del parto? Pues cualquier tratamiento estético no necesario, como los blanqueamientos dentales, es mejor realizarlos a posteriori.
Si ya estás en medio de un tratamiento cuando descubres que estás embarazada, por ejemplo un tratamiento de ortodoncia, es importante saber que la Sociedad Española de Ortodoncia asegura que no existe ningún problema que contraindique el tratamiento durante el embarazo, solo es necesario que se comunique al ortodontista para que lo tenga en cuenta, lo que significa que no tenemos por qué suspendes dicho tratamiento a medias.
¿Y qué pasa con las anestesias? Pues, también contrariamente a lo que piensan muchas personas, la mayoría de los anestésicos locales usados en clínicas dentales son seguros durante el embarazo. La lidocaína, que es la anestesia más utilizada en la actualidad, no es tóxica para el desarrollo del bebé y otros anestésicos locales, como la Mepivacaina y la Articaina son igual de seguros.
Así que ya lo sabes, no tienes porqué sufrir un dolor de muelas en silencio durante la gestación, acude a tu dentista y comunica tu estado para que realicen el tratamiento más adecuado en tu caso.