Tecnología 3D aplicada a la salud

La tecnología puede ser uno de los mejores aliados de la salud. Gracias a las múltiples investigaciones que se llevan a cabo a lo largo y ancho del planeta, hoy en día podemos salvar miles de vidas anuales que hace una década sería impensable salvar. Contamos con máquinas que hacen el trabajo mucho más fácil a los facultativos, si antes los rayos x eran todo un avance, hoy en día los escáneres y los tac o pet-tac (tomografía por emisión de positrones) son el sumun del avance en diagnóstico por imagen, e imagino que seguiremos avanzando a pasos de gigante en los próximos años.

Sin embargo, podríamos decir que cada 5 años (no me atrevo a decir 10) aparece un tipo de tecnología que modifica los resultados en muchísimos ámbitos del sector. Por ejemplo, cuando apareció por primera vez la nueva tecnología de diagnóstico por imagen, con la calidad actual que llega hasta la imagen tridimensional, no solo dio posibilidad a médicos especializados a diagnosticar ciertas patologías con mayor precisión, sino a que otros científicos desarrollarán nuevas aplicaciones para esa tecnología de diagnóstico de imagen tridimensional. En otras palabras, de una investigación acertada salen dos, y de esas dos, cuatro más. Como cuando una célula empieza a dividirse y acaban naciendo miles de células / proyectos. Interesante ¿verdad?

Hoy en día los ojos de muchísimos investigadores médicos están puestos en la tecnología de impresión 3D y, por supuesto, en los materiales que se usan para esas impresiones. Y es que gracias a las impresoras 3D sanitarias un traumatólogo puede crear, en cuestión de horas, una prótesis de cadera o rodilla perfecta, totalmente adaptada a la morfología del paciente, tanto si es para una operación (prótesis interna) como si es para un miembro amputado (prótesis externa). Este tipo de avance facilita muchísimo el trabajo, y por supuesto, aligera los tiempos de espera.

No obstante, aunque es un avance maravilloso que mejora la calidad de vida de miles de pacientes, la realidad es que aún no ha llegado al punto de  salvar vidas… y digo aún porque estamos a punto de que la humanidad consiga esto también. Y es que con la creación de materiales específicos ya se están creando los primeros órganos internos capaces de funcionar como los originales en un cuerpo humano. ¿Os imagináis trasplantes de corazón, hígado, riñones o pulmones sin necesidad de buscar donante? Solo haciendo las pruebas necesarias y los moldes oportunos un paciente que necesite un trasplante urgente podría recibir el órgano libre de incompatibilidades.

Lo que ya es realidad

Y esto, aunque en opinión de muchos profesionales es una realidad que estará al alcance de la mano en poco tiempo, es aún un sueño, pero hay otras cosas que ya podemos tocar:

Equipamiento médico en áreas de difícil acceso: Son muchos los médicos que trabajan en zonas alejadas de la civilización cuyo acceso a cierta instrumentación es nula, por lo que adaptar sus procedimientos a las situaciones y el contexto en el que se encuentran es de vital importancia. Ahora, con las impresoras 3D, un cirujano en una aldea del Congo puede imprimir el equipamiento que necesita en el mismo día, para que en cuestión de horas tenga una herramienta específica en la mano. Lógicamente esto no es sencillo, comentan desde Sicnova3d, especialistas en impresoras 3d profesionales, principalmente por el coste económico de dotar a todos los médicos de esta tecnología, pero también porque para que sepan manejarla hace falta cierta formación, aunque sea básica, que hoy en día no tienen.

Material quirúrgico personalizado: todas las cirugías se preparan de forma adaptada a las necesidades de cada paciente y esto provoca que, en ocasiones, los cirujanos necesiten herramientas personalizadas. La fabricación de las mismas lleva su tiempo, lo que retrasa muchas veces cirugías que requieren de cierta urgencia, y con las impresoras 3D podrían tener esas herramientas personalizadas en pocos días.

Si a esto le añadimos que el material con el que se fabrican puede ser biocompatible y flexible, lo que encontramos es todo un abanico de posibilidades que salva vidas.

Medicamentos personalizados: hay cientos de pacientes que necesitan tomar cierta medicación de forma personalizada. Las pastillas estándares no les sirven, pues necesitan cierta dosis específica de algún componente y han de creárselas para él, lo que lleva un gran coste y tiempo. También hay quien ha de tomar 6 pastillas para un mismo problema porque no existe una pastilla única que englobe todo lo que esa persona en concreto necesita. Pero ¿y si la impresora 3D, con los ingredientes correctos, pudiera crear pastillas personalidades adaptadas a cada paciente? Esto ya es real, solo hay que implantarlo en el sistema de salud internacional.

Cirugía con modelos impresos en 3D: con esta tecnología se pueden crear moldes de ensayo para que el cirujano practique la operación exacta que va a realizar, podemos planificar cirugías complicadísimas analizando al detalle cada minuto de la misma.

Y del mismo modo, seguimos avanzando buscando nuevas aplicaciones de la tecnología de impresión 3D. ¿Cuándo llegará el siguiente paso?

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