Cómo preparar a tu hijo para su primera sesión de terapia

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La primera sesión de terapia de un niño puede ser un momento muy importante, pero también lleno de dudas y emociones. Como padres, siempre buscamos lo mejor para nuestros hijos, y acudir a terapia es una forma de cuidarlos. Sin embargo, es normal preguntarse: ¿Es lo correcto? ¿Cómo lo preparo para que no tenga miedo?

Me gustaría darte consejos sencillos para que puedas explicar y preparar a tu hijo de manera positiva para su primera sesión de terapia.

 

¿Cuándo necesitarían terapia los niños?

Antes de hablar de cómo prepararlos, es importante reflexionar sobre las razones por las que un niño podría necesitar terapia.

Buscar apoyo terapéutico no significa que hayas fracasado como madre o padre. Al contrario, demuestra que reconoces las necesidades de tu hijo y que estás dispuesto a hacer lo que sea necesario para ayudarlo.

Algunos casos comunes en los que los niños podrían beneficiarse de la terapia incluyen:

  • Dificultades emocionales: Si notas que tu hijo está más triste, ansioso, irritable o retraído de lo habitual.
  • Problemas de conducta: Ataques de ira frecuentes, desobediencia constante o conductas que afectan su relación con otros.
  • Pérdidas o cambios significativos: Como un divorcio, la pérdida de un ser querido, mudanzas o cambios de escuela.
  • Dificultades sociales: Si le cuesta hacer amigos, tiene conflictos frecuentes con sus compañeros o se siente rechazado.
  • Eventos traumáticos: Situaciones como bullying, accidentes, enfermedades graves o haber presenciado algo impactante.
  • Problemas en la escuela: Dificultades de aprendizaje, falta de concentración o cambios en su rendimiento escolar.

Recuerda que cada niño es único, y lo que puede parecer un pequeño obstáculo para uno, podría ser un gran reto para otro.

Si tienes dudas, consultar con un profesional siempre es una buena idea.

 

¿Por qué es importante preparar a tu hijo para la terapia?

Preparar a tu hijo para su primera sesión de terapia es un paso importante que puede ayudarle a sentirse más tranquilo y seguro. Muchas veces, los niños sienten miedo o incertidumbre ante cosas que no conocen, pero dedicar tiempo a explicarles qué esperar de esas situaciones reduce esos temores y fomenta una actitud positiva.

Un niño que entiende por qué va a terapia y qué puede esperar de ella estará mucho más cómodo, receptivo y dispuesto a participar. Por el contrario, si llega desorientado, podría sentirse vulnerable, y eso dificultaría su adaptación y participación. Por eso, hablar con él de forma sencilla y cercana puede marcar una gran diferencia.

Además, prepararte tú como padre o madre es igual de importante. La forma en que percibas y hables sobre la terapia influirá directamente en cómo la verá tu hijo. Si muestras confianza y optimismo, será más fácil que él también lo haga.

La preparación también tiene beneficios a largo plazo. Al hablar con tu hijo sobre sus sentimientos y enseñarle a enfrentar situaciones nuevas, le estás dando herramientas valiosas para manejar desafíos en el futuro. Aprender a expresar emociones y aceptar ayuda son habilidades que le serán útiles toda la vida.

Como acabas de ver, preparar a tu hijo para la terapia no solo facilita su primera sesión, sino que también refuerza su desarrollo emocional y social. Con una actitud positiva y apoyo, esta experiencia puede ser un gran paso hacia su bienestar.

 

¿Cómo preparar a tu hijo para la terapia?

La Clínica Uzal, especialistas en psicología clínica con más de 20 años de experiencia clínica, nos dice lo siguiente: “La primera sesión de terapia puede ser un momento crucial tanto para el niño como para los padres. Asistir a terapia desde temprana edad puede ser una herramienta valiosa para ayudar a los niños a gestionar emociones, enfrentar desafíos y fortalecer su salud mental. Sin embargo, como cualquier experiencia nueva, puede generar incertidumbre y ansiedad.

Por esa misma razón, estos profesionales nos han ofrecido una guía bastante práctica para preparar a nuestro hijo para su primera sesión de terapia de manera calmada y positiva

 

  1. Explica qué es la terapia de una forma sencilla

Lo primero es ayudar a tu hijo a entender qué es la terapia. Usa un lenguaje adecuado para su edad y hazlo lo más simple posible. Por ejemplo:

  • La terapia es un lugar donde puedes hablar con una persona que sabe mucho sobre cómo ayudar a los niños a sentirse mejor. Esa persona te escuchará y buscará maneras de que estés más feliz o tranquilo.

Evita usar palabras como «problemas» o «arreglar» porque podrían hacer que tu hijo piense que hay algo malo en él.

En lugar de eso, enfócate en que es un espacio positivo para crecer y sentirse bien.

 

  1. Habla sobre el terapeuta de forma positiva

Es importante que tu hijo tenga una buena impresión del terapeuta desde el principio. Puedes decirle algo como:

  • La terapeuta es una persona muy amable que está ahí para escucharte y ayudarte. Ha trabajado con muchos niños y sabe cómo hacer que te sientas cómodo.

Incluso podrías mostrarle una foto del terapeuta o hablar brevemente sobre su nombre y lo que hace. Esto ayuda a reducir el miedo a lo desconocido.

 

  1. Valida sus emociones y expectativas

Escucha cómo se siente y dale espacio para expresar sus dudas o preocupaciones. Si te dice que está nervioso, es importante que le hagas saber que eso es normal:

  • Entiendo que estés nervioso, a veces yo también me siento así cuando voy a un lugar nuevo. Pero estoy seguro de que te sentirás más cómodo cuando lleguemos.

Al validar sus emociones, le enseñas que está bien sentir lo que siente y que puede confiar en ti para apoyarlo.

 

  1. No le des demasiada información de una sola vez

A veces, menos, es más. Si intentas explicarle todos los detalles sobre la terapia, podría sentirse abrumado. Dale solo la información necesaria y responde sus preguntas de manera sencilla. Por ejemplo, si pregunta:

  • ¿Voy a tener que hablar mucho?

Puedes responder:

  • Hablarás solo cuanto quieras y sobre lo que quieras. Si no tienes ganas de hablar, también puedes jugar o dibujar.

 

  1. Recalca que la terapia es un lugar seguro para hablar

Explícale que la terapia es un espacio donde puede hablar de lo que quiera sin miedo a ser juzgado:

  • El terapeuta está ahí para escucharte y ayudarte, no para decirte qué hacer ni para regañarte. Todo lo que digas es importante y especial.

Esto puede darle tranquilidad y animarlo a abrirse.

 

  1. Acompáñalo al lugar de la sesión y crea una rutina

El camino hacia la terapia también es parte del proceso. Acompáñalo la primera vez y muéstrale que el lugar es cómodo y amigable. Si es posible, llegad con tiempo para que se acostumbre al entorno.

Además, establecer una rutina puede ayudarle a sentirse seguro. Por ejemplo, podrías decir:

  • Después de la sesión, podemos ir a tomar un helado o dar un paseo.

Esto transforma la experiencia en algo predecible y positivo.

 

  1. Mantén una actitud positiva y abierta

Tu actitud influirá mucho en cómo tu hijo percibe la terapia. Si te muestras tranquilo y positivo, es más probable que él también lo esté.

Evita frases como «no te preocupes» (que causan preocupación) y opta por transmitir confianza:

  • Estoy seguro de que te va a ir muy bien.

 

  1. Anímalo a expresarse sin presión

No lo obligues a hablar sobre lo que pasó en la sesión si no quiere. Dale espacio y hazle saber que puede contarte cuando se sienta cómodo. Puedes decirle:

  • Si quieres contarme algo de lo que hablaste con el terapeuta, estoy aquí para escucharte.

Esto refuerza que tiene el control de lo que quiere compartir.

 

¿Qué podría pasar si lo llevas sin prepararlo?

Llevar a un niño a terapia sin prepararlo puede generar más ansiedad y resistencia.

Es posible que se sienta confundido, tenga miedo o piense que ha hecho algo malo. Esto podría dificultar su disposición para abrirse durante las sesiones y, en algunos casos, aumentar su desconfianza hacia el proceso terapéutico.

Por eso, dedicar tiempo a prepararlo no solo facilita la transición, sino que también fortalece tu relación con él y le muestra que cuenta contigo para apoyarlo.

 

Ahora, ya lo tienes más claro

A mí me costó muchísimo llegar a entender que la terapia no es, en absoluto, un enemigo: es una herramienta maravillosa que puede ayudar a tu hijo a comprender sus emociones, superar dificultades y desarrollar habilidades importantes para su vida.

Prepararlo con amor, paciencia y empatía es clave para que vea esta experiencia como algo positivo y beneficioso. Hablarle de manera sencilla, explicándole qué esperar y transmitiendo tranquilidad, hará que se sienta más seguro y confiado.

 

Recuerda que no estás solo en este camino

Contar con el apoyo de un terapeuta no solo beneficia a tu hijo, sino también a ti como padre o madre, ya que te brinda herramientas para entenderlo mejor y fortalecer el vínculo que comparten.

Acompañarlo, darle tiempo y mantener una actitud positiva son pasos importantes para que el proceso sea más llevadero.

¡Ya has dado un gran paso al buscar esta información! Ahora, pon en práctica estos consejos y verás cómo juntos logran superar cualquier desafío.

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