Cuando llega la cita con el dentista, muchos padres piensan en cuál es la mejor manera de preparar a tu hijo para ello. En general, esto es algo bueno, siempre y cuando los padres no transmitan al niño sus propias experiencias o temores, posiblemente malos. Es más fácil decirlo que hacerlo, porque ¿cómo preparar realmente a tu hijo para la visita al dentista, qué debes tener en cuenta y qué recomienda el propio dentista?
El miedo a acudir al dentista no es nada inusual. En España, uno de cada diez adultos sufre “dentofobia” y, para muchos niños, ir al dentista es una auténtica pesadilla. Pero si no quieres que se desarrollen caries, etc., es importante realizar controles periódicos con el dentista. En este artículo te daremos muchos consejos sobre cómo quitarle el miedo a tu hijo al dentista y hacer de la visita al dentista una experiencia muy relajante. ¿Cómo preparo mejor a mi hijo para una visita al dentista, qué puedo hacer y, sobre todo, qué no debo hacer, especialmente si mi hijo es propenso a la ansiedad? Aquí encontrarás toda la información y consejos de apoyo de los profesionales de Ortega Clinic para una visita al dentista adaptada a los niños.
Pon gran énfasis en la higiene dental
Da un buen ejemplo y enséñale a tu hijo que el cuidado dental es un hecho. Asegúrate de realizar tus propios controles y evita hacer declaraciones negativas sobre tu visita al dentista. Si tú mismo expresas tu miedo, le transmitirás a tu hijo que el dentista es realmente malo. Lleva a tu hijo contigo a tu propia visita al dentista. Si tu hijo ve que tú mismo vas al médico sin miedo, eso es más convincente que muchas palabras. Sin embargo, sólo debes llevar al niño contigo si no te estás realizando ningún tratamiento importante.
Se honesto/a y no le consueles de antemano
Bajo ninguna circunstancia debes mentirle a tu hijo antes de la visita al dentista y decirle que en realidad se va a otro lugar y luego, de repente, encontrarse frente al consultorio del dentista. Esto es un verdadero abuso de confianza y no es bueno para la relación entre padres e hijos. También debes evitar consolaciones preventivas como “No será tan malo” o “Definitivamente no dolerá nada”, porque esto sólo hará que tu hijo crea que algo malo podría pasar.
No hagas falsas promesas. La honestidad antes de visitar al médico es fundamental.
No cometas el error de prometer de antemano que definitivamente no le dolerá. Si tu hijo tiene una experiencia diferente, ya no te creerá. También ten en cuenta que cuando dices cosas como “ciertamente no duele”, es más probable que se concentre en el dolor. También evita transmitirle al niño tus propias experiencias y miedos dentales (quizás malos) y no le cuentes historias como “eso es lo que me pasó a mí”. ¿Tu hijo pregunta si le duele el tratamiento dental o la perforación? Trata de explicar de la manera más imparcial posible que algunos de los procedimientos son desagradables, pero que existe la opción de una inyección para un tratamiento indoloro. Pica brevemente y luego ya no sientes nada. Es mejor ser realista y mostrar opciones y asistencia.
Asistir a todos los exámenes preventivos en el dentista
De esta manera, tu hijo aprende que en el dentista no pasa nada excepto una mirada atenta a la boca. Así, poco a poco, se va ganando confianza en el dentista y la visita al dentista se percibe como algo completamente normal. De esta manera, se pueden reparar fácilmente posibles daños dentales menores y el niño se ahorra tratamientos largos o dolorosos.
El peluche le acompaña al dentista
Un consejo sencillo pero eficaz: si a su querido peluche le permiten ir con el niño al dentista, su miedo será sólo la mitad de grande. Si el dentista puede entonces mirar dentro de la boca del peluche, la visita al dentista adquiere un carácter lúdico y el niño puede incluso asociar la visita con algo positivo.
No presionar ni forzar al niño
Luego, por supuesto, están los casos realmente difíciles, es decir, los niños que simplemente no quieren abrir la boca cuando el dentista quiere empezar el tratamiento. Por supuesto, esto es molesto, pero no debes presionar ni forzar a tu hijo. Cuanto más pacientes sean los padres y el dentista, más rápido el niño ganará confianza y luego se someterá a exámenes sin grandes protestas.
Elogia y recompensa a tu hijo
Si tu hijo ha superado con valentía el control o el tratamiento en el dentista, ¡realmente deberías elogiarlo al final! Si fue un tratamiento más amplio en el que tu hijo participó bien, la recompensa puede ser un poco mayor. ¿Quizás tu hijo quería comer una hamburguesa o una visita al zoológico? Haz realidad el deseo de tu hijo.
Al programar una cita, menciona que tu hijo tiene miedo al profesional
De esta manera podemos prepararnos mejor y dejar más tiempo para la consulta inicial. La primera cita con el dentista es puramente para conocerle y tener una conversación preliminar. Tú y tu hijo conocerán la práctica. Se toma una radiografía, se explican detalladamente los pasos necesarios del tratamiento y su duración, y le muestran al niño el equipo necesario, como una pistola de agua o un aspirador. Esto evita que instrumentos y ruidos sean una sorpresa y causen shock en la segunda cita.
Literatura y videos temáticos
Hay buenos libros infantiles sobre el tema y muchos padres cuentan experiencias muy positivas con ellos. Por ejemplo, hay libros que explican con muchas imágenes el proceso de visita al dentista, muestra los instrumentos en la consulta y, de forma lúdica, ofrece una primera comprensión del tema de los dientes.
Viajes sin estrés y puntualidad
También es importante llegar sin estrés: si la cita es temprano por la mañana, desayunar tranquilamente juntos de antemano y dejar tiempo suficiente para el viaje. Llega puntualmente a su cita o, idealmente, con cinco o diez minutos de antelación. Esto le permitirá a tu hijo aclimatarse brevemente a la práctica.
¿Cuándo es el momento adecuado para la cita?
Aquí no existe una receta estándar. Algunas personas prefieren ir al médico a primera hora de la mañana, otras prefieren ir al médico por la tarde. La preparación siempre es más importante. Y bajo ningún concepto tu hijo debe acudir al dentista con el estómago vacío. En combinación con una excitación (completamente normal), la circulación podría volverse inestable. ¿Tu hijo es propenso a sufrir náuseas? Entonces es mejor concertar una cita a última hora de la tarde, ya que la atracción suele ser menos pronunciada.
Si los niños sienten mucho pánico o sufren alguna condición, considera consultar a un médico especialista previamente
¿Tu hijo es propenso a sufrir ataques de pánico en el médico o quizás ha tenido malas experiencias? Luego, por supuesto, existe la opción de consultar a un médico (optativo) que se especialice en pacientes con ansiedad, TDAH, TEA, etc.
Llevar a los niños al dentista: ¿A qué edad tiene sentido?
Las recomendaciones son diferentes. Esto debería ocurrir más temprano que tarde y definitivamente no sólo cuando tu hijo tiene dolor. Los profesionales recomiendan una cita con el dentista dentro de los seis meses posteriores a la aparición del primer diente de leche. Cuanto más tempranas y divertidas sean estas visitas, menos posibilidades tendrán los miedos.
Conclusión acerca de cómo abordar el miedo de tu hijo/a al dentista
En general, puede resultar útil darle a tu hijo una actitud saludable hacia los médicos y no asociar el tema de ir al médico con declaraciones negativas o incluso amenazas. ¿A tu hijo le encantan los dulces? Eso es normal y definitivamente no estás solo en eso. Por tanto, evita frases como “Si sigues comiendo tantos dulces, el dentista te podría hacer daño”. Porque al hacerlo, estás provocando miedos de antemano que no tienen por qué estar ahí. Es mejor garantizar una buena higiene dental desde el principio, es decir, desde el primer diente de leche. ¿Está pensando en llevar a su hijo a su propia cita con el dentista? Eres bienvenido a hacer esto, pero sólo si estás libre de miedo. Entonces es una buena oportunidad para que tu hijo se familiarice con el entorno y los instrumentos.