No sé si os habéis dado cuenta, pero cuando nos hacemos mayores nos volvemos muy especiales. Yo antes me compraba lo que me daba la gana y era la mujer más feliz del mundo. Ahora tengo que dejarme una pasta comprando ciertos productos porque ciertos alimentos me sientan mal, porque los zapatos tienen que ser de horma ancha y ergonómica, o porque el colchón me resulta demasiado duro. Es como si al hacernos mayores, además de envejecer, nos volviéramos unos tiquismiquis.
Hace unos años me sentaba cómodamente en las sillitas infantiles que tiene mi nieta en su habitación y tomaba el té con ella y sus muñecos, el otro día me senté con energía en la silla de color rosa y pasaron dos cosas: la primera es que al levantarme quedé contrahecha, no podía ponerme erguida y lo de andar era un suplicio para mí; y la segunda es que solté un quejido tan grande que la niña se asustó y ahora dice que no juega más conmigo porque me enfado si pierdo y le grito. Mi hija aún se está riendo del comentario…
Para colmo, todo lo que lleva la palabra “especial” va acompañado de una subida de precio importante. Silla ergonómica especial para mayores, mesa móvil especial para…., colchón especial para…. Todos esos productos llevan la palabra “clavada” añadida en su descripción, sólo que no es visible literalmente, sólo puede verse al lado de donde pone PVP (precio de venta al público).
Uno de los pocos sitios donde he podido comprarme mobiliario de calidad y cómodo de verdad ha sido en esta tienda de venta de muebles online, pero no porque sean “especiales para…” sino porque tienen un buen abanico de productos donde elegir con muy buena calidad y eso me ha dado la oportunidad de comprarme un buen sillón, de esos que llevan motor y se tumban o levantan según el botoncito que aprietes, que a mí, y a mis rodillas, nos ha venido de lujo, y también me cambié las sillas del comedor porque en las antiguas no aguantaba más de 10 minutos antes de que empezara a dolerme todo.
Mi marido no ha rechistado porque en el fondo sé, aunque no lo diga, que a él también le viene bien porque empieza a dolerle hasta el alma. Es como si los huesos tuvieran fecha de caducidad y a partir de los 60 estuviéramos ya gastando un producto que prácticamente ha llegado a si término y por eso ya no funcionan correctamente y duelen.
Obviamente no es sólo cosa nuestra, y como las empresas son conscientes de ello, sacan líneas de productos pensadas únicamente para ancianos y suben los precios de los mismos. Ahora bien, yo os doy un consejo, pensad bien lo que necesitáis y buscadlo antes de acabar comprando esos productos especiales porque se puede encontrar de todo sin necesidad que te clave.
Lo que necesitamos saber
Para comprar un mueble de calidad que se adapte a los problemas que solemos tener las personas con cierta edad sólo hay que tener en cuenta algunas cosas y luego pensar en el diseño que queremos:
- Muebles estables y seguros con cantos redondeados, similares a los que venden cuando hay niños en casa porque a veces perdemos el equilibrio al levantarnos o al sentarnos y si no tienen cantos ni esquinas evitamos lesiones y morados indeseables.
- Camas altas. Olvídate de las camas bajitas donde tenemos que agacharnos para tumbarnos porque a la hora de ponernos de pie nos va a costar el triple que si la cama tiene una buena altura.
- Con respecto a los asientos de las sillas, sillones y butacas buscad lo siguiente:
- Un buen acolchado de tela antideslizante.
- Borde delantero del asiento redondeado (por lo anteriormente mencionado)
- Respaldo ancho, que abarque toda la espalda y aporte estabilidad, disminuyendo las cargas y ayudando a mantener la curvatura fisiológica de la columna vertebral.
- Y que tenga reposapiés y apoya brazos.