Mamá, quiero ser artista

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Escuchar esta frase puede provocar emociones opuestas en los padres. Para algunos es un orgullo, un motivo de alegría. Para otros, en cambio, puede ser casi como oír una alarma. Y no es raro. Nuestra sociedad, desde hace generaciones, ha puesto un enorme peso sobre las “carreras con futuro” y ha relegado al arte y a la creatividad a un segundo plano, como si fueran hobbies o pasatiempos que no llevan a ninguna parte.

Cuando un niño expresa inclinación por las artes, muchas veces el miedo de los padres se activa: “¿Y de qué va a vivir? ¿Va a pasarse la vida sufriendo económicamente?”. Estas dudas son normales, pero están basadas más en prejuicios que en las realidades actuales. El mundo está cambiando y, con él, las posibilidades para aquellos que deciden caminar por vías artísticas.

 

¿Por qué le tememos a las profesiones artísticas?

La idea de que las carreras artísticas no tienen futuro no es algo nuevo. Este pensamiento viene de una época en la que lo importante era encontrar un trabajo estable, con un buen salario y, si era posible, que durara toda la vida. En ese contexto, ser artista era visto como una apuesta demasiado arriesgada, casi un lujo que solo unos pocos privilegiados podían permitirse.

Sin embargo, las cosas han cambiado muchísimo desde entonces. Hoy en día, el éxito no depende solo de la estabilidad, sino de la capacidad de adaptarse, innovar y destacar en lo que haces. Y en eso, los artistas tienen una ventaja: saben pensar de manera diferente, solucionar problemas de forma creativa y conectarse con las emociones de las personas.

El problema es que seguimos asociando éxito con carreras que están “de moda” o que parecen seguras, como las relacionadas con la tecnología, la medicina o las finanzas. Claro, estas profesiones son importantes, pero no por eso otras opciones dejan de tener valor. Hemos caído en la trampa de creer que lo único que importa es cuánto dinero gana alguien o cuán “útil” es su trabajo para la sociedad, y eso es una visión muy limitada.

 

¿Qué pasa si frenamos los sueños de nuestros hijos?

Cuando un niño dice que quiere ser artista, está mostrando una parte muy personal de sí mismo. Es su manera de decirte quién es, qué le apasiona y qué le hace feliz. Si en ese momento, como padre, reaccionas con dudas, críticas o intentas redirigirlo hacia algo más “seguro”, el mensaje que le estás dando es que sus intereses no son válidos o que no confías en sus capacidades.

Esto puede tener consecuencias graves a nivel emocional. Los niños que no se sienten apoyados en lo que les gusta pueden perder la confianza en sí mismos, desmotivarse o, peor aún, pasar años intentando encajar en un molde que no es para ellos. Si sucede esto, pueden llegar a estudiar carreras, sacarse incluso doctorados, solo por llegar al estándar que se les ha exigido. Pasados los años y cuando ya estén bien establecidos en el mundo laboral, al ver que no son felices o que les falta algo, son capaces de abandonarlo todo para empezar de nuevo lo que puede llegar a ser una catástrofe para sus vidas. Algo que sin duda se podría haber evitado si se les hubiera apoyado desde el principio.

A menudo, como padres, cometemos el error de centrarnos en las debilidades de nuestros hijos en lugar de potenciar sus fortalezas. Por ejemplo, si tu hijo es un genio dibujando, pero tiene problemas con las matemáticas, lo lógico sería motivarlo en su talento artístico. Pero no, solo nos enfocamos en “arreglar” lo que consideramos defectos, y eso muchas veces termina apagando sus habilidades naturales.

La realidad es que no todos podemos ser buenos en todo. Cada persona tiene algo que la hace especial, un talento o una habilidad que la diferencia del resto. Y nuestra tarea como padres es identificar eso y ayudar a que lo desarrollen, en lugar de intentar que todos cumplan con un estándar generalizado.

 

Cómo apoyar a tu pequeño artista

Si tu hijo tiene interés por las artes, lo mejor que puedes hacer es acompañarlo en ese proceso. No significa que tengas que saber todo sobre arte o comprarle los materiales más caros, pero sí que le muestres que estás de su lado y que te interesa lo que está haciendo.

Por ejemplo, empezar con las artes plásticas puede ser una excelente forma de explorar. Tiendas como Artespray, especializadas en materiales de manualidades y Bellas Artes, son un gran recurso para padres que no tienen idea por dónde empezar. Allí te pueden recomendar productos básicos para que tu hijo experimente: un cuaderno de dibujo, acuarelas, plastilina… Lo importante no es gastar una fortuna, sino darle las herramientas para que descubra si realmente le gusta.

Además, no te limites solo a lo que el niño quiere probar. Tal vez le interesa el dibujo, pero no conoce la fotografía, la escultura o incluso la animación digital. Ayúdalo a explorar varias opciones, siempre dejando que sea él quien decida qué le gusta más.

Otro consejo importante: no lo presiones. Si en algún momento pierde el interés por una rama artística o quiere probar algo diferente, está bien. Lo importante es que sientas que cuenta con tu respaldo y que no tiene miedo a equivocarse.

 

Los mejores materiales para empezar

Cuando un niño empieza a mostrar interés por el arte, es fácil sentirse un poco perdido entre tantas opciones de materiales. Pero tranquilo, no necesitas gastar una fortuna ni armar un estudio profesional para apoyarlo. Lo importante es empezar con lo básico, algo sencillo pero de buena calidad, que le permitirá experimentar y disfrutar sin frustrarse.

Por ejemplo, si tu hijo está interesado en el dibujo, unos buenos lápices de colores o rotuladores de punta fina son perfectos para empezar. Acompáñalos con un blog de dibujo de hojas resistentes, que aguanten tanto los trazos suaves como las técnicas más creativas, como difuminar con un dedo o aplicar capas de color.

Si la pintura es lo suyo, las acuarelas son una opción genial para niños pequeños. Son fáciles de usar, limpias y permiten experimentar con mezclas de colores. Para los más grandes o curiosos, las pinturas acrílicas son ideales porque tienen colores vibrantes, secan rápido y se pueden usar en papel, madera o lienzo. Aquí es importante tener pinceles de diferentes tamaños para que puedan jugar con texturas y detalles.

Por otro lado, la arcilla o la plastilina son increíbles para quienes tienen curiosidad por trabajar en tres dimensiones. Les ayudan a desarrollar la motricidad fina mientras exploran su creatividad. Además, son materiales muy accesibles y divertidos.

En cuanto al lienzo, no necesitas complicarte: papel de distintos grosores, lienzos pequeños o incluso cartones reciclados pueden ser un gran punto de partida.

Recuerda: lo importante no es el material en sí, sino que tu hijo sienta que tiene la libertad de explorar, crear y equivocarse sin miedo. ¡Eso es lo que realmente fomenta el talento!

 

Las profesiones artísticas tienen más futuro del que piensas

Una de las mayores preocupaciones de los padres es que sus hijos no encuentren trabajo si se dedican al arte. Pero la verdad es que el panorama no es tan sombrío como parece. Es más, en un mundo donde la tecnología avanza tan rápido, las habilidades creativas están cobrando cada vez más valor.

Hoy en día, un artista puede dedicarse a muchísimas cosas: diseño gráfico, ilustración, animación, fotografía, moda, cine, música, videojuegos… Incluso hay áreas emergentes como el arte digital y los NFT que están revolucionando la manera en que los creadores comparten y monetizan su trabajo.

¿Sabías que empresas de tecnología como Google o Apple contratan diseñadores y artistas para sus proyectos? ¿O que las marcas necesitan ilustradores, fotógrafos y creadores para sus campañas publicitarias? Y eso sin mencionar las redes sociales, donde cada vez más personas viven de crear contenido visual y artístico.

Además, ser artista no significa depender siempre de un jefe. Muchos creadores optan por el emprendimiento, abriendo sus propias tiendas, dando clases o vendiendo sus obras directamente al público.

El mundo artístico tiene muchas más salidas de las que nos imaginamos, y lo único que realmente necesita tu hijo es pasión, dedicación y, por supuesto, tu apoyo.

 

Una profesión con mucho futuro

Ser padre no es fácil, lo sabemos. Queremos lo mejor para nuestros hijos, y eso incluye asegurarnos de que tengan un futuro estable. Pero también tenemos que entender que la felicidad y el éxito no se miden solo en dinero o en la estabilidad de un trabajo.

Si tu hijo quiere ser artista, no lo veas como un problema, sino como una oportunidad. Una oportunidad para que explorar, para que desarrolle su creatividad, para que aprenda a expresarse y para que encuentre su lugar en el mundo.

El éxito no está en seguir un camino predefinido, sino en encontrar lo que realmente te llena como persona. Así que, si un día tu hijo te dice: “Mamá, quiero ser artista”, deja a un lado tus miedos y acompáñalo en su aventura. Con tu apoyo, puede llegar mucho más lejos de lo que imaginas.

Y quién sabe, tal vez termine siendo ese artista que inspira a otros a seguir sus propios sueños.

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